A lo largo de la historía el vestido de novia ha experimentado diversidad de formas, colores y estilos.
Ya en la antigua Roma los vestidos de boda eran un elemento destacado en el ritual religioso y en Egipto el blanco presidía numerosas ceremonias. En la Edad Media fueron los brocados y ricos bordados los que predominaban en los vestidos de boda de la nobleza. Pero fue a partir del siglo IX cuando los vestidos de novia comienzan a cargarse de simbolismos.
El color blanco lo impuso la reina Victoria en el siglo VI como nueva tendencia pero no se popularizó hasta el siglo XVI. En España, en el siglo pasado nuestras abuelas se casabn de negro y sólo con la llegada de la moda en el siglo XX, el vestido de novia se fue adaptando a las necesidades de la nueva mujer, refelejo de los vertiginosos cambios familiares, sociales y tecnológicos que liberaron a la mujer del corsé, las faldas armadas y otras opresiones.
En 1910 comienza a utilizarse el vestido blanco, pero no como sinónimo de pureza sino como expresión de riqueza. Una década más tarde, las novias se liberan y empiezan a enseñar las piernas. Está en auge el terciopelo blanco y detalles en zorro. En 1930 se revive el estilo victoriano con mangas abullonadas y líneas lánguidas. Durante la guerra en los cuarenta el traje sastre fue el favorito para casarse, y con la dificultad de encontrar flores frescas, los ramos se resolvían con flores de tela que también se utilizaban como tocados. Fue en los dorados años 50 donde la moda tenía el sello de Christian Dior. El glamour, la fantasía y el lujo desenfrenado inspiraron los trajes de las novias. En la década de los 60 se vivió una autentica revolución sexual. Estaban de moda las minifaldas también en las novias, flores naturales en el pelo con melenas largas y se acortaba también el velo.
En 1970 las bodas recuperan su importancia y en 1980, el traje símbolo de la opulencia de la época es el de Lady Di. Hoy en día las bodas se dejan influir por las distintas corrientes dictadas por los diseñadores que recogen su inspiración de la pasarela de la alta costura, principalmente de NY y París. España es un país con una gran tradición de bodas y de costura. por lo que hoy nuestros diseñadores de vestidos de novia tienen renombre internacional.
En ciertos puntos geográficos de nuestro país todavía se conserva el simbolismo de las arras. Consiste en trece monedas que pueden ser de oro, plata o alpaca y que el novio ofrece a la novia después de la imposición de los anillos, para que Dios les conceda abundantes bienes que deben compartir. Su origen es merovingio.
El novio se coloca siempre en toda la ceremonia nupcial a la izquierda de la novia y la novia a la derecha. El protocolo no es igual en todas las comunidades autónomas de España, pero esta norma básica se mantiene en todos lados por costumbre. En Cataluña es costumbre que en primer lugar entre el novio con la madrina y este espere a la novia en las escaleras del altar. Después irán entrando los invitados que irán ocupando los bancos de la iglesia, los familiares de la novia a la derecha y los del novio a la izquierda.
Luego entra la novia del brazo del padrino y siempre situada a la derecha. En Andalucía es costumbre entrar a la Iglesias haciendo una fila en el mismo orden antes descrito. La variación consiste en que el novio espera la llegada de la novia frente a la puerta de la iglesia y no en el altar. A veces el sacerdote sale a recibir a los novios a la puerta. A la salida, primero salen los invitados, después los novios cogidos del brazo, seguidos de los niños que llevan los anillos y en último lugar las damas y pajes.